Monográfico sobre el combatiente norteamericano Henry Reeve


Mucho y poco se ha dicho sobre el patriota de origen norteamericano Henry Reeve, nacido en Brooklyn en el año de 1848 y quien falleció en el campo de la Revolución cubana el 4 de agosto de 1876. Se habla de sus hazañas mambisas, del dominio perfecto del castellano, de su valor y sin embargo su inscripción en la historia de Cuba va mucho más atrás, cuando con tan solo 18 años de edad se alistó en la expedición del Perrit y al preguntársele dónde nació respondió con la frase a la cual hizo honores durante su campaña: “soy hijo de allí donde se muere”  y aquí alcanzó sus bien merecidos grados de General de Brigada.

Su muerte conmocionó a la isla, pero sobre todo a la ciudadanía de Cienfuegos, ciudad en la que pasearon su cadáver  y recibió oculta sepultura.

Sentidas palabras por su pérdida, las hallamos en una carta fechada en los campos del Camagüey el 26 de noviembre del propio 1876, dirigida por un grupo de compañeros de armas, amigos y subalternos, a su señora madre. En ellas resaltan frases como: “…prefirió un heroico suicidio a la terrible condición de ser prisionero de los españoles”, “…el oyó desde su tierra nativa el clamor de este pueblo infortunado que llamaba en su auxilio  a los hombre libres de América”.
Y además: “…cuando se vio colocado a la vanguardia de la revolución, los llanos de Colon, admiraron a su vez a aquel fantástico jinete, que mutilado, pero incansable parecía el ángel vengador de la libertad y del derecho” .

Tales son los motivos que inspiran el audiovisual que honra la figura del joven norteamericano que fue apodado en los campos de Cuba como El inglesito, y que a mi entender a suscitado errores en muchos cambiándole su ciudadanía, incluso, el hecho de colocar su nombre a la brigada médica cubana ante situaciones de desastre, honrando así su entrega absoluta al internacionalismo, ha hecho pensar a no pocos que le joven tuvo estudios de medicina. Sencillamente fue un esclarecido adalid  que se entregó por la independencia y la libertad de Cuba, como la mejor manera de honrar la virtud y el heroísmo de los hijos de Norteamérica.

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